Al comenzar la cuaresma es bueno escuchar el mensaje de Jesús que nos llama al cambio, a ser signo de esperanza y buena noticia, en tiempos en los que pareciera anteponerse otro tipo de pensamiento. Conviértanse y crean en el evangelio, es la invitación a vivir de una manera nueva, como hijos de un mismo Padre, como hermanos de todos. La ceniza con la que inicia la cuaresma, por un lado, recuerda lo frágil de nuestra vida. Desde el evangelio promovemos vida, motivando a buscar el rostro amable de Dios en su Hijo Jesús, quien decidido, da su vida a favor nuestro. La vida cristiana promueve la justicia, el amor, la paz. Ahora que iniciamos la cuaresma, retomemos la llamada de Dios quien sigue haciendo eco en el interior de nuestras vidas, aprendiendo a escuchar su llamada de amor que nos lanza. Los cristianos que escuchan esta llamada comprenden que no se puede vivir como antes, porque el rostro cercano de un Dios que confía en nosotros motiva algo nuevo. Ahora que damos pasos firmes en la pastoral juvenil, integrando fuerzas, uniendo proyectos con otras personas de buena voluntad, despertemos la alegría que brota del Dios en quien creemos. Compartamos esa bella noticia de sabernos en camino hacia la Pascua, revitalizando la vida y la esperanza, porque somos seguidores de Cristo. La ceniza marca un camino nuevo, valorando lo que somos, dando vitalidad a lo que compartimos y sobre todo, haciendo posible una vida mejor, porque somos capaces de crear espacios más humanos para todos desde la parroquia hacia la comunidad que nos rodea. Dios los bendiga.