Este pasaje del Evangelio de hoy comienza revelándonos el Corazón de Jesús. Su Corazón es uno que está “movido de piedad”. Cuando Jesús miró a las multitudes ante Él, pudo ver que estaban “angustiadas y desamparadas como ovejas que no tienen pastor”. La vista de ellos evocó compasión, preocupación y misericordia desde dentro de Él. Esta es una hermosa imagen para reflexionar en oración.
Cuando Jesús te mira, Él te mira como miró a las multitudes hace mucho tiempo. Mientras lo hace, las mismas profundidades de misericordia y compasión son evocadas dentro de Su Sagrado Corazón. A veces, cuando pensamos en Dios, nos permitimos tener percepciones inexactas de quién es Él y cómo nos ve. Si no ves regularmente el Corazón compasivo de Jesús, entonces reflexiona sobre este pasaje y sabe que Su Corazón de amor por ti es el mismo que fue por las multitudes.
La segunda parte del pasaje anterior nos revela una de las formas en que Jesús se acerca a nosotros. Él es el
“amo de la mies” Quien ha llamado a otros a Sí mismo y luego los ha enviado a ministrar en Su nombre y con Su autoridad. Las líneas que siguen al Evangelio citado arriba nos dicen que Jesús inmediatamente “llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y curar toda enfermedad y toda dolencia”.
Al mirar tu propia vida, tus luchas, tus necesidades espirituales y tu deseo de crecer en la fe, ¿cómo te ha alimentado Dios? ¿A través de quién os ha hablado? Este pastoreo se realizará por vuestra participación en la Misa, por el Sacramento de la Confesión, por la santa predicación, por la palabra escrita, por el testimonio inspirado de otro, y de muchas otras maneras. Lo que es útil para reflexionar es que cada vez que has encontrado la gracia de Dios a través de otro, sucedió porque el Dueño de la Cosecha decidió enviarte un obrero. Cuando un buen fruto da en tu vida, fue Dios Quien inició esa buena obra a través de otro, por la misericordia y compasión de Su Sagrado Corazón.
Reflexionad hoy sobre la imagen de Jesús que os mira con amor y que elige enviaros a sus ministros en su nombre y con su autoridad. Preste especial atención a cómo Dios le ha estado hablando recientemente. Si es a través de un libro en particular, sigue leyéndolo. Si es a través de cierto predicador del Evangelio, sigue escuchando. Si es a través de cierta conversación con un amigo, cónyuge o ser querido, sigue hablando. Dios te ama, tiene un Corazón lleno de compasión por ti y continuará acercándose a ti de muchas maneras diferentes, especialmente enviándote a otros en Su nombre.