“Mi único deseo es verlos felices en el tiempo y en la eternidad”, dijo Don Bosco, ¡y lo conseguimos! La fiesta de San Juan Bosco fue fantástica. Después de meses de encierro, de clases de zoom, con la incertidumbre acerca del futuro, tuvimos la oportunidad de celebrar con alegría, de compartir la comunión y vivir la atmósfera de familia en Santa María el domingo 31 de enero, gracias a Don Bosco. Días antes de la fiesta, tuvimos problemas para encontrar una persona adecuada para celebrar la Misa de los niños. El P. Jesse Montes fue nuestro ángel, enviando a Rafael, el mago, quien supo dar un toque de alegría a la celebración. Durante la homilía, el mago compartió algunos pensamientos, respondiendo a las preguntas que un joven le hizo, y después realizando un espectáculo de calidad. Durante la comunión, me dio bastante alegría el que Rafael el mago recibiera a Jesús, mostrando su Jesús, como buen exalumno de Don Bosco. La presencia de quienes nos acompañaron, el respeto a las pautas de la ciudad, ayudaron a realizar con seguridad esa celebración como lo hacemos siempre. Su generosidad es una bendición para nosotros como el amor hacia la gente de nuestra área. Nuestro sueño en Santa María es verlos felices, especialmente a los feligreses más jóvenes. El martes pasado celebramos la Presentación del Señor –Misa de la Candelaria-, muchas familias vinieron con su niño Jesús y velas para recibir la bendición y extenderla a sus familias. Sí, nuestro sueño es verlos con los ojos de Dios en cualquier momento. Gracias por acompañarnos mientras preparamos nuestra parroquia para vivir con profundidad el tiempo de Cuaresma que inicia el próximo miércoles de ceniza. Nuestro gozo es vivir en la gracia de Dios y compartir la experiencia con los jóvenes.