El Espíritu Santo nos atrae aquí hoy para adorar a nuestro Señor, escuchar la palabra de Dios y celebrar la Eucaristía. En este fin de semana festivo, al reconocer las bendiciones del trabajo humano y de todos aquellos que trabajan, sean o no remunerados, también estamos inspirados a participar en la obra del Señor. Que esta Eucaristía nos fortalezca mientras trabajamos en la viña, ayudando a llevar el mensaje salvador de Cristo a un mundo hambriento. Jesús tiene una advertencia aleccionadora, incluso impactante, para los posibles discípulos en el Evangelio de hoy. En un lenguaje intransigente, le dice a la multitud que quien desee ser su discípulo debe comprometerse totalmente. Después de todo, los apóstoles dejaron atrás a sus familias, sus hogares y todas sus posesiones para seguir a Jesús. Mientras miramos nuestro propio compromiso desde una perspectiva diferente, oremos por la gracia de ser dignos discípulos del Señor.