Estamos en el Segundo domingo de Adviento. Llevamos varios días atiborrados de la propaganda que nos llega a través de los muchos medios de comunicación que trata de informarnos y persuadimos sobre lo que debemos consumir para celebrar bien la Navidad. Nada tiene que ver esta invita y machaqueo con lo que acabamos de escuchar en el evangelio. Juan el Bautista, nos dice cosas muy distintas. Su voz, desde el desierto, llegaba a todos los rincones, a el acudía toda la gente de Jerusalén (v.5) y a cada cual le decía la que tenía que hacer para enderezar su conducta. Juan no solo anuncia el reino, sino que advierte sobre la correcta disposición para recibirlo, que es el arrepentimiento.