Por su parte, el evangelio es uno de los últimos pasajes en el camino de Jesucristo hacia Jerusalén. En concreto, el encuentro con Zaqueo tiene lugar en la ciudad de Jericó, ya muy cerca de su destino y la siguiente parábola, de los talentos, cuando ya estaba casi entrando en Jerusalén y se acercaba a la hora definitiva. En el Evangelio de hoy nos encontramos a un Jesucristo que vuelve a mostrarse como amigo y redentor de los pecadores. Zaqueo es jefe de publicanos en Jericó, trabaja al servicio de Roma, ganándose la vida con una labor económicamente muy provechosa per despreciada por sus correligionarias. No sabemos la razón por la que Zaqueo quiere ver a Jesús, podría ser incluso simple curiosidad. Sabiéndose despreciado por su profesión seguramente no quiere entrar en aluna de las casas que Jesucristo visita. Sea como fuera, Jesús le miran le llama por su nombre y dice que quiere entrar en su casa. Lo que para Zaqueo en causa de enorme alegría, para otros es motivo de escándalo, a saber, que Jesucristo se hospede en la casa de un pecador. Sin que Jesús le diga nada, simplemente por la gratitud que tiene ante la visita inesperada y la influencia de su persona, tiene lugar una transformación del alma del publicano, expresada en el desapego frente a las riquezas. Jesucristo no le critica por su profesión ni le acusa de injusticia alguna, sino que sale de dentro de Zaqueo una vez que se encuentra con Jesucristo.